El hombre que interpreta la naturaleza se celebra siempre en gran honor.
Zora Neale Hurston
Casi siempre me ocurre a mí con la gente lo que le ocurría a Jesús de Nazaret cuando llamaba a sus discípulos: que siempre estaban todos dormidos.
Arthur Schopenhauer
Que las cosas cognoscibles son infinitas.
Baruch Spinoza
Si no actúas como piensas, vas a terminar pensando como actúas.
Blaise Pascal
Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas.
Francis Bacon
Una biblioteca no es un lujo, sino una de las necesidades de la vida.
Henry Ward Beecher
Las mujeres con temple ponen en peligro el desequilibrio del mundo, que favorece a los hombres, por eso se ensañan en vejarlas y destruirlas. Pero son como las cucarachas: aplastan a una y salen más por los rincones.
Isabel Allende
En el escenario, no puedes mentir. El público siempre sabrá qué hay dentro de tu corazón.
Joseph Gordon-Levitt
Como Simone de Beauvoir, pienso que la libertad se conjuga en singular, y tengo la sensación de que la mayoría de los movimientos feministas tienden a agrupar a todas las mujeres sin distinción, en vez de apostar por la singularidad de cada una de ellas.
Julia Kristeva
¡Es tan hermoso ver los pinos destacándose contra el rosado cielo y el huerto blanco y la Reina de las Nieves! ¿No es delicioso el aroma de la menta? Y la rosa... Es un canto, una esperanza y una plegaria a un tiempo.
Lucy Montgomery
Un hecho no se convierte en realidad más que por el significado y la importancia que nosotros le damos.
Michael Ende
La televisión puede enseñarnos, inspirarnos, incluso hacernos soñar... pero solo lo hará mientras nosotros estemos dispuestos a usarla de la manera adecuada, de lo contrario, se convertirá en el arma más destructiva de la humanidad. Capaz de manipular y de mentir, de controlar y de jugar con nuestras mentes.
Nach
La gente odia a tipos como Phill Collins, y si no lo hacen, deberían.
Noel Gallagher
No hay ausencia sin celos.
Pedro Calderón de la Barca
Los triunfadores no lloran jamás. Es que no tienen motivos. Son triunfadores.
Pedro Juan Gutiérrez
Recuerdo que yo era muy pequeñita cuando mi padre toreaba en Madrid, que después dejó para dedicarse en una ladrillera. Recuerdo que él ingresaba al cuarto de baño vestido de padre normal y luego, cuando salía, estaba vestido de dios, lleno de brillos, relumbrando alamares.
Rosa Montero