Con la moral completamente baja por el calor, por no tener nada que hacer y porque J. R. está en actitud polémica, egoísta e irritable, me encuentro planeando el resto de mi vida egoístamente. Voy a tratar de disfrutar parte de lo que me queda de ella. Y de seguro quiero un cuarto para mí sola para hacer lo que me dé la gana, abrir bien las ventanas, ponerme crema en las manos cuando el fregar me endurece la piel y moverme en la cama si me apetece.