Sobre el mar el atardecer en la red de la neblina.
Yosa Buson
En realidad, mejor morir de pie que vivir de rodillas es una frase de bastante mal gusto, pensando en los inválidos.
Andrés Calamaro
Tan sola no me has dejado, que estoy conmigo y me basta, igual que siempre lo he estado.
Concha Méndez
Estoy solo, con mi soledad a solas, amoldado a ella como el vino a los muros de la copa...
Elías Nandino
Lo mío es esto, si estoy lo suficientemente enfermo como para pensarlo, entonces soy lo suficientemente enfermo para decirlo.
Eminem
Eres una perra -dijo-, una perra rica. Ahora estoy lleno de poesía. Podredumbre y poesía. Poesía podrida...
Ernest Hemingway
Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente, haber llevado a término juntos grandes empresas y pretender acometer otras, he ahí las condiciones esenciales para constituir un pueblo.
Ernest Renan
Las mujeres desean ser amadas no porque sean bonitas, o buenas, o bien educadas o graciosas o inteligentes, sino por ser ellas mismas.
Henri-Frédéric Amiel
En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que en plena luz.
Immanuel Kant
Nadie me controla. Soy incontrolable. El único que me puede controlar soy yo, y eso es apenas posible. de eso se trata la vida, y esa es la lección que estoy aprendiendo.
John Lennon
El niño muerto. ¿Quien romperá, las paredes de papel? ¡Son tan frías!
Kaga no Chiyo
En apariencia, fácil es hacer desaparecer al vivo. La cuestión es hacer desaparecer al muerto. Un cadáver se entierra, un fantasma, no. ¡Matar! Y ¿Después? ¿Para qué cerrar la puerta al vivo durante el día, si ha de venir el muerto cada noche a sentarse en el borde de la cama?
Rafael Barrett
Fue un solitario y magnífico testigo, de un sorprendente suceso extraordinario que nunca podría olvidar. La curiosidad lo había invadido y hecho preso del fisgoneo decidió ir hacia allá.
Ulises Pastor Barreiro
La desgracia nos hace comprender que hemos venido al mundo para algo.
Vicente Blasco Ibáñez
Quien me insulta siempre, no me ofende jamás.
Victor Hugo
Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo.
Violeta Parra