La mitad de las mentiras que dicen de mí no son verdad.
Yogi Berra
El sabio no busca el placer, sólo busca la ausencia del dolor.
Aristóteles
Mi lengua es afilada y ácida. A veces también dulce.
Chenoa
Es una necedad arrancarse los cabellos en los momentos de aflicción, como si ésta pudiera ser aliviada por la calvicie.
Cicerón
Y, a la verdad, si hay debajo de la luna cosa que merece ser estimada ya preciada, es la mujer buena; y en comparación de ella, el sol mismo no luce y son oscuras, las estrellas.
Fray Luis de León
Los ruiseñores sólo se dedican a cantar para alegrarnos. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor.
Harper Lee
No pudimos perjudicar en nada a los enemigos y nos retiramos con muchas dificultades. Gracias sean dadas a los dioses porque no vinieron con una gran fuerza, sino con pocos hombres, de manera que no nos han hecho un gran daño y, en cambio, nos han mostrado nuestras carencias.
Jenofonte
La individualidad, concebida como un desarrollo temporal implica incertidumbre, indeterminación o contingencia. La individualidad es la fuente de todo lo que es impredecible en el mundo.
John Dewey
La inteligencia del universo es social. Ha hecho a los inferiores para beneficio de los superiores, y a los superiores para que se adapten unos a otros.
Marco Aurelio
El hombre es la criatura que hizo Dios al término de una semana de trabajo, cuando ya estaba cansado.
Mark Twain
Inteligencia más carácter - esa es la meta de la verdadera educación.
Martin Luther King
La banalidad también tiene su lado positivo.
Michael McKean
El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas. Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales.
Nelson Mandela
La razón no vence por sí a cada vicio, mas juntamente a todos.
Séneca
Elige un enemigo grande y esto te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque, si él crece, tú te harás pequeño; Me dijo el Viejo Antonio una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en que reinan el tabaco y la palabra.
Subcomandante Marcos
Otoko seguía amando a Oki. ¿Pero era posible que esos amores hubieran permanecido inalterables desde los tiempos en que habían sido una realidad tangible? ¿No cabía la posibilidad de que algo de esos mismos amores se hubiera transformado sutilmente en amor por si misma?
Yasunari Kawabata