Me embargaba un estado de excitación agradable y al mismo tiempo útil. En casa me dirigí inmediatamente a la administración de la vivienda, exhibí mi billete rosa y así me dieron la autorización para cerrar los cortinajes. Este derecho se nos concede únicamente los días sexuales. Habitamos siempre en nuestras casas transparentes que parecen tejidas de aire, eternamente circundadas de luz.