¡Cuántas lluvias de largueza han caído para que el mar distribuyera perlas! ¡Cuántos soles de generosidad han brillado para que las nubes y el mar aprendieran a ser tan espléndidos!
Yalal ad-Din Muhammad Rumi
Nuestras primeras flaquezas nos causan remordimientos; las segunda; los conllevan; las ulteriores los desprecian.
Anónimo
Les deseo que pasen una buena semana, sea lo que sea lo que hayan decidido hacer, incluso si es de Nazareno auto flagelante.
Antonio Gasset
La necedad es la madre de todos los males.
Cicerón
Pequeños putotes, grandes problemas. Ferayear haciendo referencia a los problemas que dan las mujeres.
Ferayear
... lo asustó la sospecha tardía de que es la vida, más que la muerte, la que no tiene límites.
Gabriel García Márquez
No creo que los ateos deban ser considerados ciudadanos ni tampoco patriotas, esta es una nación bajo Dios.
George H. W. Bush
Debo crear un sistema o ser esclavizado por el sistema de otro.
Irvine Welsh
El nombre de la banda vino en una visión - un hombre con un pastel llameante y dijo: a partir de ahora se llamarán los Beatles con A', y desapareció
John Lennon
No tengo tiempo para tener prisa.
John Wesley
Las esmeraldas de mis ojos tristes aguardan tus pupilas de bohemio, y mis manos germinan las caricias que brotan al contacto de tus dedos.
Laura Victoria
Quizás sorprenda, pero diré que nunca pretendí ser más astuto que los demás. Sí pensé por mi cuenta siempre e intenté explicitarme a mí mismo y a mis ideas en la práctica. El principio es que tengo una mente organizada. Soy un autodidacta, pero soy muy curioso, todo me interesa.
Le Corbusier
... sólo me gustan las profesiones útiles: todo aquel que no tiene talento más que para fabricar dioses o para matar hombres, me ha parecido siempre un individuo consagrado a la indignación pública y al que se le debe ridiculizar u obligar a que trabaje a la fuerza.
Marqués de Sade
Se me olvidó cómo era lo que yo decía.
Óscar Arias Sánchez
Castigo no es prevención.
Robert Kennedy
Estoy cansada de ser una especie de orquídea de invernadero en un stand de flores silvestres.
Rosalind Russell