No hay virtud, en sentido estricto, no hay victoria sobre nosotros mismos, y nada vale lo que nada nos cuesta.
Xavier de Maistre
Una película es buena, cuando el precio de la cena, la entrada al cine y la cochera lo valieron.
Alfred Hitchcock
Los decretos o mandatos de Dios y, por tanto, su providencia no son, en realidad, más que el orden de la naturaleza.
Baruch Spinoza
Ladran Sancho, señal que cabalgamos.
Eva Perón
La mayoría de las personas que caminen detrás de mí serán niños, por lo que mantendré los pasos cortos.
Hans Christian Andersen
Como empleado del establecimiento, no tienes derecho a una opinión individual.
Henrik Ibsen
El misionero es el enviado del Hijo de Dios, que predica la paz, que por doquiera difunde la caridad, y que ofrece felicidad a los que lo escuchan. Sólo para sí guarda los padecimientos.
Jerónimo Usera
... en Todos los nombres hay una sola persona que tiene nombre y se llama José, no porque sea mi alter ego, yo buscaba un nombre insignificante y la verdad es que el más insignificante que encontré fue el mío.
José Saramago
Las palabras son como el vidrio; oscurecen todo aquello que no ayudan a ver mejor.
Joseph Joubert
Ir a solas me aterraba.
LeToya Luckett
Todos saben lo que es el fado, esa danza tan voluptuosa, tan variada que parece hija del más depurado estudio del arte. Una simple guitarra sirve de efecto mejor que ningún otro instrumento.
Manuel Antonio de Almeida
Decídase a pasar más tiempo con sus hijos, tanto si en ese tiempo surgen tensiones, discusiones, risas o silencios. Todo es importante. Nada puede reemplazar una vida vivida al lado de la madre o del padre, nada. Y no se engañe creyendo que usted puede ser sustituido, porque no es así.
Meg Meeker
El poder cree que las convulsiones de sus víctimas son de ingratitud.
Rabindranath Tagore
La O es la I después de comer.
Ramón Gómez de la Serna
Porque un objeto desentrañado pierde de golpe su volumen y se reduce a un concepto.
Robert Musil
La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento. Pero su conocimiento a menudo sí.
Stanisław Jerzy Lec