El asesinato es lo único que elimina a la persona que hiere, de modo que la sociedad debe ocupar el lugar de la vÃctima y exigir en su nombre la expiación o conceder el perdón.
Wystan Hugh Auden
El nacionalismo es como una ventosidad; algo placentero para quien lo emite, pero desagradable para quien lo siente.
Albert Boadella
Fue gravedad lo que nos hizo bajar y destino lo que nos separó. Tú domaste al león de mi jaula pero sólo eso no fue bastante para cambiar mi corazón.
Bob Dylan
Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya.
Camilo José Cela
Los niños no deben jugar con armas cuya peligrosidad no entiendan.
E. T. A. Hoffmann
El trabajo duro nunca mató a nadie, pero ¿para qué arriesgarse?
Edgar Bergen
Para mi @alo_oficial solo solo parece humano cuando se acaba la carrera. Durante la carrera es un robot casi perfecto. IncreÃble.
Fernando Alonso
¡Pobres los que se hacen las preguntas y las respuestas para persuadirse de que no están solos!
François Mauriac
Olviden a los politicos, los politicos solo son puestos en esa posición para darles la ilusión de que tienen la libertad de escoger, pero no la tienen, tienen dueños, ellos son sus dueños.
George Carlin
El sexo es una de las nueve razones para la reencarnación. Las otras ocho carecen de importancia.
Henry Miller
Cuando me parece haber aprendido un modo de vivir, la vida cambia y me deja igual que al comenzar. Mientras más se modifican las cosas menor es mi cambio.
Hugh Prather
La juventud es el paraÃso de la vida, la alegrÃa es la juventud eterna del espÃritu.
Ippolito Nievo
Hay peregrinos de la eternidad, cuya nave va errante de acá para allá, y que nunca echarán el ancla.
Lord Byron
La suerte es el pretexto de los fracasados.
Pablo Neruda
La verdadera compasión no consiste en desear ayudar a aquellos que son menos afortunados que nosotros, sino en darnos cuenta de nuestro parentesco con todos los seres.
Pema Chödron
Los dos sabemos que, con cada vÃtor, Peeta se aleja más y más de nuestro alcance.
Suzanne Collins