El dinero es mejor que la pobreza, aun cuando sólo sea por razones financieras.
Woody Allen
Desesperado de hacer la justicia fuerte, se pretende hacer la fuerza justa.
Concepción Arenal
Quiero tranquilizaros: he pasado el índice de masa corporal. Por lo tanto, puedo actuar esta noche tranquilo, y después cenar incluso.
David Trueba
La plegaria es hablar a Dios; la meditación es escuchar a Dios.
Diana Robinson
No hay nada más silencioso que un cañon cargado.
Heinrich Heine
No hay locura de los animales de este mundo que no quede infinitamente superada por la locura de los hombres.
Herman Melville
Las termitas gustan de las maderas más nobles, normalmente con las que se fabrican los muebles de los despachos del poder.
Iñaki de Juana Chaos
Es como si durante el crecimiento perdiéramos la capacidad de dejarnos sorprender por el mundo.
Jostein Gaarder
La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella.
Karl Marx
Tener una guitarra con cuerdas de latidos, entregados.
María Elvira Lacaci
La verdad nunca triunfa, simplemente sus oponentes se van muriendo.
Max Planck
Es corriente ver cómo las buenas intenciones, si no se llevan adelante con moderación, empujan a los hombres a inconvenientes resultados.
Michel de Montaigne
Toda una suerte, pongo al quererte.
Miguel Abuelo
Bien vive quien bien oculta.
Ovidio
Cuando un hombre, por causa de su aspereza natural, pretende retener lo que, siendo superfluo para él, es necesario para los demás, y, debido a la terquedad de sus pasiones, no puede corregirse, habrá de ser expulsado de la sociedad por constituir un peligro para ella.
Thomas Hobbes
De pronto me sentí a mí mismo, y a mi propio yo. Todos aquellos que se dan cuenta de Sí Mismos, son conscientes de su individualidad, pero solamente el ojo inflamado, el dedo lastimado, el diente enfermo se evidencian; pues el ojo sano, el dedo indemne, y el diente intacto no parecen existir. De modo que, sin duda alguna y con absoluta certeza, uno está enfermo cuando siente su propia personalidad.
Yevgueni Zamiatin