La vida está dividida entre lo horrible y lo miserable.
Woody Allen
Primero hablas y luego escribes y aprendes a distinguir el ritmo del habla cotidiana, en el que circulan los cobres de la vida, y luego te instalas a buscar el oro de la literatura a fin de crear no la realidad, ni siquiera una reproducción de la realidad, que sería una realidad redundante, sino a crear una realidad paralela, que antes no existía.
Carlos Fuentes
Los reyes que no tienen corona, son los monopolios, los verdaderos amos de países enteros y en ocasiones de continentes.
Che Guevara
El tiempo es una terrible planta devoradora.
Elfriede Jelinek
Porque es amor una herida que siempre deja señal.
Francisco de Rojas Zorrilla
El racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar de una investigación en el seno de los elementos culturales de un grupo. La constelación social, el conjunto cultural son profundamente transformados por la existencia del racismo.
Frantz Fanon
Es duro, es doloroso, no ser amado cuando se ama todavía, pero es bastante más duro ser todavía amado cuando ya no se ama.
Georges Courteline
Una vez que has entregado el espíritu, todo se sigue con absoluta certeza, aun en medio del caos.
Henry Miller
Yo no soy los Beatles. Paul no es los beatles. Los Beatles son los beatles. Separadamente, están separados.
John Lennon
El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.
Juan Pablo II
El punketo. (referiendose a cm punk)
Marcelo Rodríguez
Me he limitado casi siempre a complicidades banales, por un terror oscuro a enamorarme y sufrir. Basta con ser prisionero de un instinto, no quiero serlo también de una pasión, y creo sinceramente que no he amado nunca.
Marguerite Yourcenar
La vida imita al arte mucho más que el arte imita a la vida.
Oscar Wilde
Con una sola caricia te hago brillar con todo tu esplendor.
Paul Eluard
Porque tiene en los valles de la luna su derecho de asilo el pensamiento.
Ramón de Campoamor
La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre.
Rudyard Kipling