No hay ninguna mujer que valga nada para el hombre, a menos que el hombre esté enamorado de ella; en este caso, vale todo lo que cuesta.
William Somerset Maugham
La razón es sólo la razón y satisface únicamente la capacidad del hombre de razonar, mientras que el deseo es la manifestación de toda la vida humana, incluyendo la razón y todos los cosquilleos.
Fiódor Dostoyevski
Desde el primer día hasta hoy, la avaricia pura ha sido el espíritu impulsor de la civilización.
Friedrich Engels
Los únicos que no fracasan son los que no intentan nada. Cuídate del que dice yo nunca he fracasado, ése no ha intentado nada.
Héctor Tassinari
Una sabiduría múltiple no enseña la cordura.
Heráclito
Porque el cerebro siempre está dispuesto a permitir que decidan los sentimientos. Siempre está dispuesto a encontrar las respuestas de consuelo que necesita el corazón.
Jo Nesbø
He firmado tantos ejemplares de mis libros que el día que me muera va a tener un gran valor uno que no lleve mi firma.
Jorge Luis Borges
El día que "sientas" bien tu apostolado, ese apostolado será para ti una coraza donde se embotarán todas las asechanzas de tus enemigos.
Josemaría Escrivá de Balaguer
El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo.
Karl Marx
Sin ir más lejos: si a usted le transplantan mi cerebro por ejemplo, y a mí el suyo, usted sería el autor de este libro, y yo un hombre cuerdo.
Marco Aurelio Almazán
En un principio la gente comía porque estaba viva y porque la comida era sabrosa. Actualmente la gente cree que si no prepara los alimentos con condimentos elaborados la comida no tendrá sabor.
Masanobu Fukuoka
Quienes se lucran de miseria no merecen respeto.
Pablo Hasél
La historia es siempre una fantasía sin base científica, y cuando se pretende levantar un tinglado invulnerable y colocar sobre él una consecuencia, se corre el peligro de que un dato cambie y se venga a bajo toda la armazón histórica.
Pío Baroja
Nada en el mundo puede quitarnos el poder de decir yo. Nada, salvo la desgracia extrema. Nada hay peor que la extrema desgracia que desde fuera destruye el yo, puesto que luego resulta ya imposible destruírselo uno mismo. ¿Qué les ocurre a aquéllos cuyo yo ha sido destruido desde fuera por la desgracia?
Simone Weil
Los hombres son premiados y castigados, no por lo que hacen, sino más bien por la manera en que sus actos los definen.
Thomas Szasz
Quién dialoga con libros viejos será difícile de complacer con los nuevos.
William Temple