¡Cuánto pesa esta corona!
William Shakespeare
Me enfurece el modo en que lo tratan los medios. Creo que están intentado ensuciar su nombre, y creo que es injusto por el modo en que él ha contribuido a la cultura popular de América desde el día que nació. Creo que merece mucho más que eso.
Alicia Keys
Vegetales gigantes llegarán a la Tierra antes de la Gran Hambre.
Benjamín Solari Parravicini
Si te puedes hacer cargo de 35 críos, puedes manejar a un traficante.
Charlize Theron
Nadie entiende la pena de otra persona, nadie la alegría. La gente se imagina que puede alcanzarlas como la otra persona. En realidad pasan cerca.
Franz Schubert
El que apetezca la gloria debe despedirse a tiempo del honor y dominar el difícil arte de irse en el momento oportuno.
Friedrich Nietzsche
La naturaleza no está enferma de amor.
George Santayana
No os diré no lloréis, pues no todas las lágrimas son amargas.
Ian McKellen
El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros.
Jaime Balmes
Es muy probable que los premios literarios hayan sido creados por algún demiurgo sarcástico para subrayar la carcajada con que el tiempo se venga de las certidumbres.
Juan Donoso Cortés
Con tu permiso, necesito destruir una ciudad.
Ken Watanabe
Los datos representan una abstracción de la realidad en el sentido de que ciertas propiedades y características de los objetos reales se ignoran por qué no interesan para el problema concreto que se estudia.
Niklaus Wirth
Einstein había rechazado la idea de que Dios juega a los dados. Sin embargo, todas las evidencias indican que Dios es un jugador impenitente.
Stephen Hawking
Aquella peculiar sensación, como soñada y también como de pesadilla de que todo se mueve y no se mueve nada, de cambiante permanencia que no es sino un constante volver a empezar y una vertiginosa monotonía.
Thomas Mann
La Naturaleza es el instrumento de Dios, el Arte lo es del hombre.
Thomas Overbury
La butaca que giraba en el vagón panorámico volvió a su memoria. Era como si viera su propia soledad, que giraba y giraba dentro de su corazón.
Yasunari Kawabata