¡Fragilidad, tienes nombre de mujer!
William Shakespeare
Sería mucho mejor país si las mujeres no votaran. Eso es un hecho. En cada elección presidencial desde 1950 -menos la de Goldwater en el 64- los Republicanos habrían ganado si sólo los hombres hubieran votado.
Ann Coulter
Terminó la época de los caballeros andantes, y ha comenzado la era de la humanidad.
Charles Sumner
La dirección espiritual es eficaz cuando nos conocen como somos; con nuestros errores y, sobre todo, ¡con nuestra capacidad para hacer el bien y amar a Dios!
Francisco Fernández-Carvajal
A lo único que tenemos que temer es al miedo por sí mismo.
Franklin D. Roosevelt
La mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini.
Friedrich Engels
El acreedor tiene mejor memoria que el deudor.
James Howell
No puede uno ser valiente si le han ocurrido sólo cosas maravillosas.
Mary Tyler Moore
Tenía en mente postular a algún cargo público, porque quiero cambiar muchas cosas en mi país, pero me he dado cuenta que para ello no es necesario ocupar un escaño o un nombre en la política, sino lo haré desde mi lugar de trabajo y con las actividades que realizo.
Mónica Sánchez
El movimiento de la tierra sola basta, por tanto, para explicar tantas desigualdades aparentes en los cielos.
Nicolás Copérnico
sólo los incautos creen que el azar no desempeña ningún papel en el sistema de justicia.
P. D. James
Es humillante que una persona que da patadas a un balón gane más que un profesor de colegio.
Patch Adams
La razón es la propiedad mejor repartida entre los hombres, pues ninguno reclama más cantidad de ella, porque todos creen tener la suficiente.
René Descartes
Quien dice ley, dice limitación; quien dice limitación, dice falta de libertad. Esto es axiomático.
Ricardo Mella
No hay leyes, por rigurosas que sean, que puedan hacer del perezoso un hombre laborioso, del prodigo un previsor o del borracho un abstemio.
Samuel Smiles
Sólo aquel, hijo mío, sólo aquel qué se fabrica un trono en el corazón de los hombres es un gran príncipe.
Theodor Körner