Nadie admira la celeridad, como no sea el negligente.
William Shakespeare
A veces, ni en la soledad logramos hablarnos con honestidad.
Alejandro Sanz
El tiempo cura todas las heridas.
Anónimo
Yo nací un día que Dios estuvo enfermo.
César Vallejo
Toda comprensión intensa es finalmente la revelación de una profunda incomprehensión. Todo momento de hallar es un perderse a uno mismo.
Clarice Lispector
Sobre todo sé bueno: la bondad, más que ninguna otra cosa, es lo que mejor desarma a los hombres.
Enrique Lacordaire
Un presunto descubrimiento científico no tiene ningún mérito, a menos que pueda ser explicado a una camarera.
Ernest Rutherford
Mil cosas imagino que deseo; hácelas verdaderas la esperanza.
Fernando de Herrera
Los Dioses son una función del estilo.
Fernando Pessoa
Para contar mi historia debo remontarme muy atrás. Si me fuera posible, tendría que ir aún más atrás, hasta los primeros años de mi niñez y más allá de ellos, al remoto pasado de mis orígenes.
Hermann Hesse
Te llamas Loveth. Eres pero no eres. Vete, pero quédate y limpia. Consume, cuida, paga IVA, pero no se te ocurra enfermar.
Ignacio Escolar
Decir que la democracia se ha despertado por los acontecimientos de las últimas semanas no es suficiente. Cualquier persona se despertaría si su casa estuviera ardiendo. Lo que necesitamos es una guardia armada que despierte al primer disparo o, mejor, que no permita que haya disparo alguno.
John F. Kennedy
A veces es necesaria la confrontación y eso me gusta.
Louise Bourgeois
Un jugador de ajedrez es primordialmente un actor. Se sienta en el escenario preguntándose qué jugada le va a agradar más a la concurrencia.
Mijaíl Tal
Mucha paz tendríamos si en los dichos y hechos ajenos que no nos pertenecen, no quisiéramos meternos.
Tomás de Kempis
Divorciarse sólo porque no amas a un hombre es casi tan tonto como casarse sólo porque usted lo hace.
Zsa Zsa Gabor