Un escritor debe enseñarse a sí mismo que la cosa más baja de todas es tener miedo.
William Faulkner
Ante la adversidad, las mujeres doblan y los hombres quiebran.
Amin Maalouf
Un camino de mil millas comienza con un paso.
Benjamin Franklin
No sé qué hacer, dónde buscar mis palabras más verdaderas, cómo decirte que llevo en la mirada reflejado tu pecho, y los brazos me caen, como en derribo, al verte aquí, a mi lado, morena, lejos siempre.
Carlos Sahagún
Hay mucha diferencia entre luchar por no morir y luchar por vivir; entre luchar por salvar la vida y luchar por conservarla.
Curzio Malaparte
La ciencia de la computación no trata sobre las computadoras más de lo que la astronomía trata sobre los telescopios.
Edsger Dijkstra
En el fútbol todo se complica por la presencia del rival.
Jean-Paul Sartre
No hago absolutamente nada para que se monten -sus obras-... De hecho, una vez que las escribo me olvido de ellas. En fin, son situaciones a las que no les doy importancia, sólo corresponden al azar.
Jorge Díaz
Es curioso que los colores del munddo real solo parecen verdaderos cuando los vemos en una pantalla.
Malcom McDowell
Mi voluntad individual es destructora del Estado.
Max Stirner
El estudio ha sido para mí el principal remedio contra las preocupaciones de la vida; no habiendo tenido nunca un disgusto que no me haya pasado después de una hora de lectura.
Montesquieu
Una voz femenina en el teléfono se escucha inesperada y audaz. Cuánta dulce armonía hay en esa voz sin cuerpo.
Nikolái Gumiliov
Los que aman sólo una vez en su vida son realmente los superficiales. Lo que llaman constancia y fidelidad podía llamarse letargia de la costumbre o falta de imaginación.
Oscar Wilde
Yo no sé qué me sucede desde que te di mi alma, que cualquier senda que tomo me ha de llevar a tu casa.
Salvador Rueda
Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar; quien piensa en ganar, lleva ya un paso adelante.
Sigmund Freud
Llevaba el maletín y la maleta en el asiento de atrás. En la guantera del pasajero llevaba una Biblia (la Biblia del rey Jacobo; la única para él). Doug era uno de los cuatro predicadores laicos de la Iglesia del Santo Redentor, y cuando le tocaba predicar, le gustaba hablar de su Biblia como el manual de seguros definitivo.
Stephen King