La falta de ocupación no significa descanso; un espÃritu totalmente desocupado es un espÃritu lleno de aflicción.
William Cowper
De regreso a Irlanda tenÃa por lo menos de seis a siete rupturas emocionales por dÃa.
Anjelica Huston
Los planetas dirán al hombre, de razas no humanoides de belleza estética y poder mental ¡Superior!
BenjamÃn Solari Parravicini
AnsÃo verte a la luz de la mañana, ansÃo tenerte cerca por la noche, quédate, dama, quédate, quédate mientras nos quede algo de noche.
Bob Dylan
El amor es un equÃvoco entre una dama y un caballero; un equÃvoco prolongado.
Claude Farrère
El amor celoso enciende su antorcha en el fuego de las furias.
Edmund Burke
Que ausencia cruel, de pan y miel cuando te fuiste.
Eladia Blázquez
La extrema seducción colinda, probablemente, con el horror.
Georges Bataille
La irresponsabilidad es parte del placer del arte. Es la parte que las escuelas no saben reconocer.
James Joyce
¿Qué es la esperanza, más que la dolorosa resistencia que hacemos al pesar que nos alcanza?
José Selgas
La vida no podÃa ser esa cosa que se nos imponÃa y que uno asumÃa como un arriendo, sin protestar. Pero ¿qué podÃa ser?... DebÃa haber una contraseña, algo que permitiera quebrar la barrera de la rutina y la indolencia y acceder al fin al conocimiento, a la verdadera realidad.
Julio Ramón Ribeyro
En un devaneo, la mujer importa hijos - lo que es grave -, mientras el hombre los exporta - lo cual no tiene importancia.
Michel Provins
Estamos rodeados de demasiados juguetes tecnológicos, con Internet, los iPod... La gente se equivocó. Yo no traté de prever, sino de prevenir el futuro. No quise hablar de la censura sino de la educación que el mundo tanto necesita.
Ray Bradbury
La gente se interesa y están dispuesta a ayudarme con mis circunstancias desesperadas.
Sam Worthington
Fealdad urbana, llevado por el espÃritumoderno de redimir la vulgaridad, aquel conjunto de ruinas y trastos por medio del arte y la poesÃa, por el poder superior.
Saul Bellow
Por la grandeza de un instante se mide, a veces, la grandeza de toda una vida.
Viktor Frankl