El orgullo del pavo real es la gloria de Dios.
William Blake
Una conclusión es el lugar donde llegaste cansado de pensar.
Anónimo
El sabio consigue más ventajas por sus enemigos que el necio por sus amigos.
Benjamin Franklin
Y es que nada es tan difícil de creer como la verdad y, por el contrario, nada tan seductor como la fuerza de la mentira cuanto mayor es su peso.
Carlos Ruiz Zafón
El vicio, básicamente, es siempre el amor por los fracasos.
Elfriede Jelinek
En una organización de servicios de alto rendimiento, no son las personas de la parte superior las más importantes en la ecuación, lo más importante son las personas de atención al cliente, así que hay que pensar en una pirámide invertida.
Fred Smith
Un joven teniente alemán que conducía una unidad de asalto había capturado a 8.000 italianos en un solo día, mientras que su unidad sufrió menos de una docena de bajas en toda la campaña. Se llamaba Erwin Rommel.
Gay Talese
No me habian follado asi desde la escuela primaria.
Helena Bonham Carter
La amistad, si se alimenta solo de gratitud, equivale a una fotografía que con el tiempo se borra.
Isabel de Rumania
La bondad de corazón y la equidad de un hombre honesto vale cien veces más que la amistad de un bellaco.
Jean-Jacques Rousseau
Un enemigo declarado puede causar mucho daño, pero un amigo fingido es peor.
John Gay
Si un hombre se imagina una cosa, otro la tornará en realidad.
Julio Verne
La historia no es sino un diálogo, bastante dramático, por cierto, entre el hombre y el universo.
María Zambrano
Las comidas sabrosas no lo son por sí mismas. Los alimentos no son deliciosos a menos que uno lo crea así. Aunque la mayoría de la gente cree que las carnes de vaca y pollo son deliciosas, a una persona que por razones físicas o espirituales ha decidido que no le gustan, le parecerán repugnantes.
Masanobu Fukuoka
Jamás te niegues a aceptar el premio de tu trabajo. El que se niega es más vanidoso que el que acepta; sabe que así dará más que hablar.
Noel Clarasó
Entre otras flaquezas de la humana naturaleza, cuéntase aquella ceguera del alma que no sólo la fuerza a caer en un error, sino a deleitarse en él.
Séneca