El gusano perdona al arado que lo corta.
William Blake
Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.
Abraham Lincoln
Es bueno el que guarda, cual venta del camino, para el sediento agua, para el borracho vino.
Antonio Machado
Si el hombre tuviese alas, bajaría más.
Antonio Porchia
Comen de la basura por principios, no es comida podrida, es comida buena que se tira de forma legal. El sistema no funciona y la prueba está en la basura. Tiene valor.
Brit Marling
Alex Ferguson es el mejor técnico que he tenido a este nivel. Bueno, realmente es el único entrenador que he tenido a este nivel.
David Beckham
Hay una inconstancia que proviene de la ligereza del espíritu o de su debilidad, que le hace acoger todas las opiniones ajenas, y hay otra, más excusable, que proviene del hastío de las cosas.
François de La Rochefoucauld
El espíritu puro es una pura estupidez: si quitamos de la cuenta el sistema nervioso y los sentidos, la envoltura mortal, erramos el cálculo...
Friedrich Nietzsche
El cerebro de un hombre ocioso es el taller del diablo.
John Bunyan
Se afeitaba aproximadamente una vez a la semana, por lo que solía llevar barba de varios días, que resultaba de una tremenda efectividad para hacerlo parecer un don nadie.
Ken Follett
A Dios también le gusta que pequemos, siempre que lo hagamos con alegría. Así nos puede perdonar alegremente.
Mario Benedetti
Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí
Martin Niemöller
Si pudiera pellizcarme la tristeza, al menos, podría superarla con dolor.
Raúl Campoy Guillén
Ninguno desea darse tristeza a sí mismo.
Séneca
Quería hacer películas canadienses y he terminado haciendo películas americanas.
Ted Kotcheff
Séate familiar la fisonomía de la necesidad, y bástente los sombríos colores y los primeros rasgos de la penuria ajena para declararte dónde tienes el objeto de tu generosidad.
Thomas Browne