La distorsión de todas las relaciones de precios, la coexistencia de mercados oficiales y negros y el antagonismo entre quienes operan en el mercado y el Estado, que lucha desesperadamente por conservar su autoridad, conducen al final a una situación caótica, en la que falta prácticamente toda clase de orden, ya sea el propio de la economía social de mercado, ya sea el de tipo colectivista.