No fue el cariño el que formó el hogar, sino el deseo, quien levantó sus muros, quien ideó ese poco de cárcel y ese poco de fortaleza que hay en cada casa, y también el que creó esa concreción admirable de vida que se basta a sí misma, esa síntesis suficiente de todo cuanto puede haber en el universo: un hombre y una mujer.