Frase de Waris Dirie

Llegué a Nueva York por un milagro, cuando tenía trece años me escapé. Mi padre iba a casarme con un viejo de sesenta años porque le dab... - Waris Dirie

Llegué a Nueva York por un milagro, cuando tenía trece años me escapé. Mi padre iba a casarme con un viejo de sesenta años porque le daba cinco camellos. Yo era especial, rebelde. Las niñas son educadas para trabajar y ser ofrecidas en matrimonio. Eso quieren los padres para sus hijas.

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Nuestra vida está compuesta en gran parte por sueños. Hay que encaminarlos a la acción.

¿A qué le llamas libertad? A no pedir nada. A no esperar nada. A no depender de nada.

No existe fortaleza alguna, por más defendida que esta esté, que no pueda conquistarse con dinero.

Aprendí cómo ser una mejor influencia para la gente.

Este es un universo matemático. Estamos rodeados de ecuaciones y sumas... Tu vida es un reflejo de todas las opciones que has seguido en la innumerable cantidad de elecciones puntuales que has cruzado.

Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre.

Gabriel García Márquez

Ilusiones. Presumir de tener muchas, lamentar que se las ha perdido.

Gustave Flaubert

La satisfacción de un momento es la ruina del siguiente.

Howard Phillips Lovecraft

La vida no es un sueño, tú ya sabes que tenemos tendencia a olvidarlo. Pero un poco de sueño, no más, un si es no es por esta vez, callándonos el resto de la historia, y un instante -mientras que tú y yo nos deseamos feliz y larga vida en común-, estoy seguro que no puede hacer daño.

Jaime Gil de Biedma

Vivir mejor no es sólo tener más, sino que es ser más feliz.

Todas nuestras penas provienen de nuestras relaciones con otras personas.

Juan Gómez-Jurado

Hay que celebrar el hecho de vivir tiempos de baja intensidad. Eso permite que la víctima o el verdugo, el héroe o el traidor, el asesino, el delator, el fusilado que cualquiera pueda llevar dentro no se asome a la superficie. Grandes tiempos mediocres y felices son éstos en que uno puede compartir el whisky en un cóctel con alguien que llegado el momento propicio no dudaría en mandarte fusilar.

Le daría 50 años de contrato a Pep Guardiola.

Desde que Freud lo inventó, se ha discurseado largamente sobre la edad ideal para emprender un análisis: siempre y ahora mismo, tan pronto como el sufrimiento y el deseo exijan la urgencia. La perspectiva de morir menos idiota, por si misma, debería hacer tabla rasa de toda vacilación.

El que de buena voluntad recibió algún beneficio, pagó la primera parte de su obligación.

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