Cuando te embriagues, hazlo siempre a medias; la flor abierta a medias es siempre más linda, con medias velas bogan bien las naves y a medias riendas trotan los caballos.
Walter Riso
Sé que sólo hay una libertad: la de pensamiento.
Antoine de Saint-Exupéry
La falacia del cuadro estadístico estriba en que es unilateral, en la medida en que representa sólo el aspecto promedio de la realidad y excluye el cuadro total. La concepción estadística del mundo es una mera abstracción, y es incluso falaz, en particular cuando atañe a la psicología del hombre.
Carl Gustav Jung
Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor por cada uno excede la necesidad por el otro.
Dalai Lama
¿Por qué nos interesan los chismes? Porque es mucho más fácil, y también más entretenido, encontrar y etiquetar los errores de otros que reconocer los propios.
Daniel Kahneman
La conciencia es la voz del dios del alma.
Émile Augier
Siempre de lo bueno viene lo malo, y de lo malo, lo bueno.
Ernesto Sabato
Cuando una historia termina el dolor, normalmente, es proporcional a la belleza del amor vivido. Y entonces, llegan puntuales a traición, los recuerdos.
Federico Moccia
Vivimos en una isla rodeada por un mar de ignorancia. Según nuestra isla de conocimiento crece, también lo hace la orilla de nuestra ignorancia.
John Archibald Wheeler
Jugué a tope cada partido de mi vida hasta vaciarme.
Michael Jordan
Palaciegas discreciones, poco fruto y mucho ruido.
Pedro Calderón de la Barca
El contribuyente es una persona que trabaja para el Gobierno, pero sin haber hecho las oposiciones a funcionario.
Ronald Reagan
El arte, en sí mismo, es un intento de poner orden en el caos.
Stephen Sondheim
A continuación se desató una más que previsible guerra de fotografías. Observé cómo la cámara iba de un lado para otro. Al pasarla, reían, tonteaban y se quejaban de lo mal que habían salido. Parecía extrañamente infantil, o tal vez fuera que ese día no estaba en un estado de ánimo apropiado para el trato humano.
Stephenie Meyer
En una franja que recorría toda la parte superior de la fachada, manchando la piedra en tonos verdes y marrones, había una inscripción en letras de bronce.
Terry Pratchett
El hombre, o mejor dicho, el monstruo, en vez de responder a estas preguntas frotó tres veces su frente, más negra que el ébano, se golpeó tres veces el vientre, cuya circunferencia era enorme, abrió de par en par unos ojos que parecían dos ascuas y se echó a reír con una risa horrenda, mostrando grandes dientes de color ámbar estriado de verde.
William Beckford