Los dioses ayudan a los hombres que se ayudan a sí mismos, y esto es mediante el trabajo.
Virgilio
Despeinado y dulce.
Alfonso Reyes Ochoa
La crítica es la fuerza del impotente.
Alphonse de Lamartine
La cruel bestia feroz no está detrás de los barrotes de la jaula, sino ante ellos.
Axel Munthe
Puede que la religión organizada se haya desacreditado, pero la espiritualidad no ha recibido una derrota semejante.
Deepak Chopra
En la contención es donde primero se muestra el Maestro.
Goethe
El tiempo más feliz, yo supe osado extender mi palabra artificiosa como una red, y en ella, temblorosa, más de una de tus aves he cazado.
Ignacio Ramírez
Demonios y maravillas, vientos y mareas. A lo lejos ya el mar se ha retirado. Y tú, como un alga dulcemente acariciada por el viento, en las arenas del viento te agitas entre sueños.
Jacques Prévert
¿Existe un buen modo de categorizar los cuerpos? ¿Qué nos dicen las categorías? Las categorías nos dicen más sobre la necesidad de categorizar los cuerpos que sobre los cuerpos mismos.
Judith Butler
Lo que no debemos hacer es limitar a Dios con nuestras mentes humanas limitadas.
Lucas Leys
Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido.
Malcolm X
Internet ha facilitado la irrupción de nuevas propuestas de valor a partir del hecho de que cada usuario que entra en la Red se convierte en un generador potencial de contenidos.
Manuel Gil
... creedme, aprovechad vuestra libertad para pasarlo bien, que eso vale mucho más que un solo amante...
Marqués de Sade
La voluntad individual y el Estado son potencias enemigas entre las que es imposible una paz eterna.
Max Stirner
Es horrible admirar el libro de un hombre y después conocerlo, y destruir todo el placer que causó su obra con unas pocas posturas egocéntricas, de modo que no sólo a uno le disgusta su personalidad, sino que nunca puede volver a leer nada de él con una mente abierta. Su pequeño ego malo siempre está espiándolo a uno detrás de las palabras.
Raymond Chandler
Porque los veloces dragones de la noche hienden vertiginosamente las nubes, y brilla lejos el heraldo de la Aurora; a cuya proximidad los espíritus, errabundos de acá para allá, se refugian en tropel en los cementerios.
William Shakespeare