Yo veo la sutil línea entre el amor a Dios y el pecado, lo fácil que resulta confundir una cosa con la otra. Lo difícil que es distinguir el éxtasis místico del éxtasis mundano. A veces estamos sacrificando algo a Dios, en realidad lo único que hacemos es acercarnos al Diablo como Fausto, volar como la polilla hacia la llama.