Porque si el suicida es quien mata al resto de nosotros, el asesino se mata a sí mismo, aunque tiene que hacerlo una y otra y otra vez.
Ursula K. Le Guin
Soy en mí como es en sí la sombra: causa de luz y efecto de sí misma.
Agustín Acosta
Si queremos trepar debemos asirnos a las ramas y no a las flores.
Anónimo
Ninguna nación se ha arruinado por causa del comercio.
Benjamin Franklin
El ajedrez constituye un medio eficaz para la educación y formación del intelecto del hombre.
Che Guevara
Se dicen cosas sólidas cuando no se procura decir con ellas cosas extraordinarias.
Conde de Lautréamont
El hombre superior es persistente en el camino cierto y no sólo persistente.
Confucio
Existe una extraña relación entre los sucesos de nuestra vida y los objetos que nos rodean.
Esteban Navarro
Hagan películas personales porque ese es el milagro del arte, y el arte tiene que tener riesgo, que es lo que le hace bonito.
Francis Ford Coppola
La justicia es una máquina que se mueve por sí misma, en cuanto que se la acciona una vez.
John Galsworthy
Cuanto más alto está un hombre tanto más ininteligible le resulta la palabra "vulgar".
John Ruskin
La política es el arte de inventar un recurso a cada nuevo recurso de los contrarios, de convertir los reveses en fortuna; de adecuarse al momento presente, sin que la adecuación cueste el sacrificio, o la merma importante del ideal que se persigue; de cejar para tomar empuje; de caer sobre el enemigo, antes de que tenga sus ejércitos en fila, y su batalla preparada.
José Martí
Cristo es así: si te abandonas absolutamente a su divina voluntad, jamás estarás perdido por mucho que las circunstancias parezcan adversas.
María Vallejo-Nágera
Dejó la banda por motivos médicos: Me ponía enfermo.
Ozzy Osbourne
No merece la pena explicar que en la venganza lo máximo que puede suceder es que nos igualemos a nuestros enemigos, mientras que con el perdón demostramos más sabiduría e inteligencia.
Paulo Coelho
En varias cárceles especiales, como la que dirigía Duch, se torturaba a los sospechosos para que revelasen los nombres de sus cómplices y luego se les ejecutaba de forma sistemática. Las confesiones extraídas a las víctimas permitían mantener la ficción de las conspiraciones, que debían servir para explicar los fallos económicos y justificar la dictadura, convertida en un fin en sí misma.
Tzvetan Todorov