La tarea de una novela es enseñar deleitando, y lo que enseña es a reconocer las insidias del mundo.
Umberto Eco
Nadie se muere de amor, ni por falta ni por sobra.
Chavela Vargas
Dios de los libros te libre, dexa estudios, busca hacienda, no tengas cuentas de libros, sino ten libros de cuentas.
Francisco de la Torre
El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día.
Goethe
Se ama sin razón y se olvida sin motivo.
Jean-Baptiste Alphonse Karr
Los análisis y las consideraciones no alteran ni un milímetro esta realidad.
José Saramago
Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse.
Juan Bosco
Que al ciego efecto la razón sujeta, no ve el peligro, o, si le ve, le aceta.
Lucano
Nada tan mezquino de miras como un hombre eternamente confinado en la política. Si fiel a su partido, se agita en órbita de microbio, no concibe nada más allá de su grupo y realiza una obra de interés personal o de egoísmo; cuando no, rencores y venganzas; si infiel a sus correligionarios, va de agrupación en agrupación ejerciendo el ignominioso papel de tránsfuga y merodeador público.
Manuel González Prada
El corazón de un hombre es una rueda de molino que trabaja sin cesar; si nada echáis a moler corréis el riesgo de que se triture a sí misma.
Martín Lutero
Los males que no tienen fuerza para acabar la vida, no la han de tener para acabar la paciencia.
Miguel de Cervantes
Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.
Miguel de Unamuno
La interferencia del Estado es mala, cuando no puede ser demostrado que es buena.
Oliver Wendell Holmes
Lo real nos exige por entero. Lo real no se explica: se siente y se ejecuta.
Rafael Barrett
¿Quieres cultivar tu alma? Vive pobre o como si lo fueses.
Séneca
El buen gusto estaba fuera de lugar cuando se trataba de la muerte, que constituía la esencia del mal gusto.
Toni Morrison