Las clases oprimidas cuando elaboran sus propias manifestaciones culturales, estas son descartadas por los sectores dominantes de la burguesía. Es decir que no se les reconoce el estatus de intelectuales, artistas, cultos, etc.
Ulises Pastor Barreiro
Lo que más me gusta en sus cartas es que me traen recuerdos e ideas de un buen amigo como usted, con quien me hallo casi de acuerdo, sin que ninguno de los dos hayamos pretendido estar acordes. Lo estamos por casualidad, que es cuanto se puede apetecer, y lo estamos aunque sentimos de modo muy diferente.
Ángel Ganivet
¿Para qué tengo yo cuerpo? Para poder mediar entre él y otras mentes.
Charles Scott Sherrington
La corrupción es el síntoma más infalible de la libertad constitucional.
Edward Gibbon
La ambición por tener poder y dinero muchas veces sirve de tapadera de carencias que no pueden adquirirse como los bienes materiales.
Fernando Savater
Se tarda menos en hacer una cosa bien que en explicar por qué se hizo mal.
Henry Wadsworth Longfellow
El modo de enlentecer la sensación subjetiva del discurrir del tiempo consiste en hacer más "especiales" los momentos de la vida cotidiana tomando buena nota de ellos.
Jon Kabat-Zinn
Aficionados del Madrid: José Mourinho! José Mourinho! José Mourinho!
José Mourinho
Una amistad delicadamente cincelada, cuidada como se cuida una obra de arte, es la cima del universo.
José Ortega y Gasset
De esta manera, existencia e inexistencia, lo difícil y lo fácil, lo largo y lo corto, lo alto y lo bajo permiten conocer lo uno y lo otro.
Lao-Tse
El corazón del hombre es como el horizonte: una parte del cielo; pero, como el horizonte, cambia noche y día.
Lord Byron
Correrán ríos de sangre antes de que conquistemos nuestra libertad, pero esa sangre deberá ser la nuestra.
Mahatma Gandhi
Suaves como palomas, los pensamientos vuelen de vuelta a casa.
Malcolm Lowry
El horror es un impacto, un momento de absoluta ceguera.
Milan Kundera
Los verdaderos actores viven su personaje en silencio.
Sam Mendes
El Buda y los monjes y monjas de su tiempo tan sólo poseían tres hábitos y un cuenco, pero eran felices porque tenían algo sumamente precioso: la libertad.
Thich Nhat Hanh