No sé para qué vine al mundo, ni cómo, ni qué hay en él, ni quién soy yo. Y si corro a investigarlo, vuelvo confundido por una ignorancia aún más espantosa. No sé qué es mi cuerpo, ni mis sentidos, ni mi alma; y esta parte de mí, que piensa lo que escribo y reflexiona sobre todo y sobre sí misma, no puede conocerse jamás.