Cuando los cerezos florecen las aves tienen dos patas Y los caballos cuatro.
Ueshima Onitsura
El amor no es más que un punto luminoso mas, sin embargo, parece abarcar todo el tiempo. Apenas existía hace pocos días, y en breve dejará de existir; pero mientras existe, derrama sus esplendores sobre la época que le ha precedido y la que le ha de seguir.
Benjamin Constant de Rebecque
Jamás se confunde un óvalo con un círculo ni una hipérbola con una elipse. El isósceles y el escaleno se caracterizan por límites más precisos que los de vicio y virtud, bien y mal.
David Hume
Escucha, huele, palpa y adivina los menores espasmos, los supuestos crujidos, los vientos más delgados.
Eduardo Lizalde
La artilleria convierte en un espectaculo lo que hubiese sido una simple batalla.
Federico II
Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa.
Gustavo Cerati
Homero merecía que lo expulsaran de los certámenes y que lo apalearan, y Arquíloco, otro tanto.
Heráclito
Pero todos los buenos pasos alegres y felices de aquella época de mi vida fueron dados sin reflexionar. Posiblemente el reino de la libertad sea también el reino de las equivocaciones.
Hermann Hesse
Preferiría ser esclavo del más pobre campesino que reinar sobre los muertos.
Homero
Las mujeres después de hacer el amor son complicadas.
Hugh Jackman
Que una sonrisa pueda añadir un hilo a la trama sutil de la vida.
Laurence Sterne
Si has de hablar mal de alguien, no lo hagas, pero escríbelo: escríbelo en la arena, ¡cerca de la orilla del mar!
Napoleon Hill
Nos acostumbramos a levantarnos cada día como si no pudiera ser de otra manera, nos acostumbramos a la violencia como algo infaltable en las noticias, nos acostumbramos al paisaje habitual de pobreza y de la miseria caminando por las calles de nuestra ciudad.
Papa Francisco
Aun en medio de la desesperación esperamos.
Remy de Gourmont
Es muy extraño y muy tristepensar que la escasez de placeres de esta vida nos haya persuadido a considerar como uno de ellos a la caza.
Samuel Johnson
Quien diga que es totalmente feliz es un cretino.
Umberto Eco