Incluso si todos los regímenes conservadores y reaccionarios que hay en el mundo se derrumbaran mañana, y su imagen pública quedara manchada por mucho tiempo por la corrupción y la incompetencia, la política del conservadurismo sobreviviría intacta. El argumento a favor de conservar seguiría intacto. Pero para la izquierda, la falta de una razón apuntalada en la historia deja un espacio vacío.