Es necesario que la diversidad de naturaleza en las potencias se establezca en razón de la diversidad de los actos, lo que a su vez se establece en razón de la diversidad de los objetivos.
Tomás de Aquino
Mi música es para siempre. Quizás puedan decir que soy un iluso, pero mi música es para siempre.
Bob Marley
El mal economista persigue un beneficio inmediato que será seguido de un gran mal en el futuro, mientras que el verdadero economista persigue un gran bien para el futuro, aun a riesgo de un pequeño mal presente.
Frédéric Bastiat
¡Lo terrible no es la altura sino la pendiente!
Friedrich Nietzsche
Nos equivocamos a menudo en el amor, a menudo herido, a menudo infeliz, pero soy yo quien vivió, y no un ser ficticio, creado por mi orgullo.
George Sand
Antes de dar un consejo es preciso procurar que se lo acepte, o, más bien, que se lo desee.
Henri-Frédéric Amiel
Si a un historiador su metodología le suministra una mala reconstrucción racional, puede, o bien distorsionar la historia de modo que coincida con su reconstrucción racional, o decidir que la historia de la ciencia es muy irracional.
Imre Lakatos
No soy lo suficientemente joven como para saberlo todo.
James Matthew Barrie
La verdad que nos inventamos simplemente es la suma de lo que le conviene a la gente, sopesado con el poder que ostentan.
Jo Nesbø
Toda nuestra vida la empleamos en ocuparnos de los demás; una, mitad para amarlos y la otra mitad para hablar mal de ellos.
Joseph Joubert
Algo como una voz que me dijera de dentro de mí mismo: esta fe encantadora es la pobreza.
Juan Gil-Albert
No puede el hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación.
Mark Twain
Toda la vida me has repetido que yo sólo valía lo que un hombre pagara por mí. Pero Christian me ama. Me ama, Harold. ¡Él me ama!
Nicole Kidman
El cultivo de los amantes hace renacer el amor.
Ovidio
Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos.
Robert Louis Stevenson
La artillería resonaba por delante, por detrás y a ambos lados y destrozaba toda idea de dirección. Los mojones del camino habían desaparecido en la creciente oscuridad. El muchacho empezó a imaginar que había llegado al centro de la tremenda lucha y no podía ver la manera de salir de ella. De los labios de los hombres que huían surgían mil preguntas enloquecidas, pero nadie daba respuesta alguna.
Stephen Crane