El verdadero hombre sonríe ante los problemas, recoge la fuerza de la angustia y crece con la reflexión.
Thomas Paine
Nunca le he atribuido a la naturaleza un propósito ni una meta, ni nada que pueda entenderse como antropomórfico.
Albert Einstein
No todos los machistas son maltratadores, pero sí todos los maltratadores son machistas.
Ana Isabel Gutiérrez Salegui
Madre estaba hermosa cuando murió. Los serafines son artistas solemnes. La iluminación que no viene sino una sola vez, se posó sobre sus facciones y parecía como esconder un cuadro al ponerla en la tumba.
Emily Dickinson
El dinero provoca en la gente, y sobre todo en los profesionales, una admiración muy fina, muy inteligente, muy educada, mucho más que el talento o la gloria.
Francisco Umbral
A cada virtud la sigue e imita otra que no es ella, ni es virtud. Como la osadía parece fortaleza y no lo es, y el desperdiciado no es liberal, aunque lo parece.
Fray Luis de León
Tal es el destino que quiere mi voluntad.
Friedrich Nietzsche
El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
George Bernard Shaw
Si sabes lo rico que eres, no eres rico. Pero yo no soy consciente de la magnitud de mi riqueza. Eso es lo rica que soy.
Imelda Marcos
Si usted va por el mundo buscando la excelencia, encontrará la excelencia; si va por el mundo buscando problemas, encontrará problemas. O, como dice el proverbio árabe: Lo que pueda significar un trozo de pan dependerá de que tengas hambre o no.
John Grinder
El español siempre lo sabe todo. Y si de algo no sabe nada, dice: De esto hablaremos más adelante.
José Luis López Aranguren
El verdadero poder consiste en saber que sí se puede, pero no se quiere.
Juliet Alicia Jarvis
Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.
Julio Cortázar
El amor desecha el temor, y la gratitud vence el orgullo.
Louisa May Alcott
La avaricia tiene ansia de dinero.
Salustio
Nada podía explicarse ni comprenderse adecuadamente, nada podía conocerse del todo. En ello se encerraba la emoción más profunda.
Taylor Caldwell