Los hombres suelen, si reciben un mal, escribirlo sobre el mármol; si un bien, en el polvo.
Thomas Moore
El hombre está ligeramente más próximo al átomo que a las estrellas... Desde su posición central el hombre puede examinar las obras más grandes de la Naturaleza junto al astrónomo, o las obras más diminutas junto al físico... El conocimiento de las estrellas pasa por el átomo; y el importante conocimiento sobre el átomo se ha alcanzado a través de las estrellas.
Arthur Stanley Eddington
... el único objetivo de la Escritura era enseñar la obediencia.
Baruch Spinoza
Esclavo es quien está obligado a obedecer las órdenes del señor, que sólo buscan la utilidad del que manda.
Yo ato mucho cabos o cuerdas.
Belen Esteban
La búsqueda de la verdad por parte del creyente se realiza confrontando la búsqueda de la Palabra proclamada y la búsqueda de la razón. De este modo, por una parte, la fe se profundiza y purifica, y, por otra, el pensamiento también se enriquece, porque se le abren nuevos horizontes.
Benedicto XVI
Cuando el progreso se considera como un proceso necesario de desarrollo de la Historia, sujeto a leyes, queda colocado debajo de lo propiamente humano y, en último término, concebido contra el hombre.
El terror está en el orden del día.
Bertrand Barère de Vieuzac
Es poderoso el hombre sereno.
Doménico Cieri Estrada
El calor de un pedazo de hierro o de madera es para nosotros mucho más apasionante que la sonrisa o las lágrimas de una mujer.
Filippo Tommaso Marinetti
Algunas cosas en mi vida sé que no van a cambiar. A cara o ceca querida, yo siempre te voy a amar.
Fito Páez
El fuego de la tierra destruye al mismo tiempo que quema, de tal modo que, cuanto más intenso es, tanto menos dura; pero el fuego del infierno tiene tal propiedad, que conserva lo mismo que abrasa y, aunque brama con indecible intensidad, brama para siempre.
James Joyce
Los celos son hijos del amor, mas son bastardos, te confieso.
Lope de Vega
La prosperidad que más dura es la que vino despacio.
Séneca
El tonto pasea, un hombre sabio viaja.
Thomas Fuller
Todos eran débiles, tanto justos como pecadores. La única diferencia era que un hombre miserable, cuando realizaba una buena acción, se vanagloriaba de ella toda su vida, mientras que un hombre justo no reparaba en sus buenas acciones, pero recordaba durante años un pecado conocido.
Vasili Grossman