Ningún gobierno puede sostenerse sin el principio del temor así como del deber. Los hombres buenos obedecerán a este último, pero los malos solamente al primero.
Thomas Jefferson
¿Y vendrás tú? Se cubren alegras, mis floreros de madreselvas. Anda por los largos canteros la risa azul del no me olvides y se cargan las vides.
Alfonsina Storni
Tú has acabado con mi sufrimiento, me has regalado una nueva eternidad. Sé mi compañera, Nora. Sé mi todo.
Becca Fitzpatrick
Pero la mejor mentira era aquella que contenía cierta dosis de verdad.
Camilla Läckberg
Hombres indoctos cuidan de los libros, a la manera que los eunucos guardan bellas mujeres.
Edward Young
No me gusta el juego de Tal, porque Botvínnik considera que no se puede ganar jugando como lo hace él, porque el ajedrez tiene sus leyes.
Garri Kaspárov
Las historias que más amamos viven en nosotros para siempre. Así que, cuando vuelvas o por las páginas o por la gran pantalla, Hogwarts estará siempre allí para darte la bienvenida a casa.
J. K. Rowling
He dicho que no tengo familia, pero no que mi apartamento esté vacío.
Jack Lemmon
Vivir una larga vida es la ambición de casi todos, mas de muy pocos es la de vivir bien.
John Hughes
La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas.
Karl Marx
Cuando alguien me dice Kutxi... tus discos están muy caros le digo bájatelos de Internet, nuestra música está ahí... y se ha hecho para ser escuchada.
Kutxi Romero
Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes, y la vida es esto, la niebla.
Miguel de Unamuno
No me eches mucho de menos, solo lo justo para que no me olvides.
Olga Salar
La generosidad que me da la conciencia de ser libre y de tener que respetar la libertad de los demás para entablar con ellos un diálogo de igual a igual. Sin embargo, en nuestra condición común hay compromisos, luchas ganadas o perdidas, libertades concedidas y luego negadas.
Pierre Sansot
Algunas veces se dice que no se le puede confiar al hombre el gobierno de sí mismo. ¿Puede, entonces, confiársele el gobierno de los demás? ¿O hemos encontrado ángeles que asumen la forma de reyes para gobernarlo? Dejemos que la historia conteste esta pregunta.
El actor ideal no debe tener alma, porque tiene que recibir el alma de los demás. Y esta carencia de alma es una de las razones por las que la profesión de actor siempre ha resultado un tanto sospechosa a la autoridad oficial.
Vittorio Gassman