La gran enemiga de la razón, de la virtud, de la religión: ésa es la multitud. Esa masa informe, monstruosa, que, tomada en cada una de sus partes, parece mostrarnos hombres y criaturas de Dios dotadas de razón; y que, sin embargo, en su conjunto no forman más que una gran bestia y un monstruo más portentoso que la Hidra.