No amar ya a una mujer, equivale a odiarla.
Théophile Gautier
En el tiempo de Cuaresma que iniciamos, esforcémonos por convertirnos, abriendo nuestra vida cada vez más a Dios.
Benedicto XVI
Triste puedo estar solo: para estar alegre, necesito compañía.
Elbert Hubbard
A quién nada se ha dado, nada puede pedirse.
Henry Fielding
A la cabeza clara, de rápida imaginación y oído sensible, deja pasar todos los preceptos retóricos innecesarios.
Herbert Spencer
El matrimonio es el resultado del amor, como el vinagre del vino.
Lord Byron
¿Dónde están nuestras últimas lecturas, sobre la misma página inclinados..?
Luisa Pérez de Zambrana
Mi ojo asciende al sexo de la amada: nos miramos, nos decimos palabras oscuras, nos amamos como se aman amapola y memoria, nos dormimos como el vino en los cuencos, como el mar en el rayo sangriento de la luna.
Paul Celan
Obedece a un ruego mejor que a una orden.
Publilio Siro
Hoy creo en todo lo que creía a los veinte años y tengo, también en esencia, las mismas ilusiones de entonces, pienso que con mayor fundamento todavía. Me producen pena y decepción los que las han perdido.
Santiago Carrillo
La cosa más importante a la hora de generar suspenso es lograr la identificación con un personaje. Hay que tomarse el tiempo necesario y hacer que el lector se preocupe por los personajes de la historia.
Stephen King
La mayor ventaja de la acción pública es su capacidad para satisfacer esa vaga necesidad de una meta y un significado más altos en las vidas de hombres y mujeres. Abducidos por el anhelo de interés y provecho propio, se oscurecen las razones para el altruismo o incluso el buen comportamiento.
Tony Judt
El recuerdo es vecino del remordimiento.
Victor Hugo
Fue una tarea difícil fundar Roma.
Virgilio
Sé que pueden llamarme orgulloso, pero odio las multitudes.
Walter Savage Landor
Los ojos se le habían transformado en huevos de cristal inestable que vibraban con una frecuencia de algo que llamaban lluvia y un ruido de trenes, haciendo brotar de golpe y entre zumbidos un bosque de espinas de cristal, finas como cabellos.
William Gibson