Siempre hay un tiempo para marchar aunque no haya sitio a donde ir.
Tennessee Williams
La pureza ideal del amor juvenil coexiste con un deseo ardiente, imperativo.
Alfredo Bryce Echenique
Ahora basta de mí, vamos a hablar un poco de vosotros. ¿Qué pensais de mí?
Bette Midler
La miré fugazmente. Todos los días sueño que por fin voy a encontrar a alguien. ¡Si supiera usted cuantas veces he estado enamorado de esa manera!
Fiódor Dostoyevski
Es Cristo quien ha devuelto definitivamente al hombre la libertad, la dignidad y el sentido de su existencia en el mundo, sentido que había perdido en gran medida a causa del pecado y del paganismo que le rodea.
Francisco Fernández-Carvajal
No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Esto significa que vives.
Franz Kafka
La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza.
George Orwell
Lo único que siempre dejo para mañana es mi muerte.
Gonzalo Arango
Antes de que el alma pueda ver, debe haberse alcanzado la armonía interior, y los ojos carnales han de estar cegados a toda ilusión.
Helena Blavatsky
No me gusta ver a jóvenes que no han terminado sus carreras y que, desde muy pequeños, hacen de la política su única actividad. Muchos de estos jóvenes, al no tener otra salida profesional que la política, acaban aceptando lo que no deben aceptar y justificando lo que no se debe justificar.
José María Aznar
El madero en el cual alguien ha sido colgado es enterrado; para que el nombre malo no permanezca con él y la gente diga: 'Este es el madero en el cual fulano de tal fue colgado.
Maimónides
Nada hay tan útil como el arrepentimiento.
Marco Aurelio
Amo a los militares. Los he amado siempre y prefiero ser la amante de un oficial pobre que de un banquero rico.
Mata Hari
La promesa de cualquier nuevo negocio o cualquier nueva industria es la de volver a comprar todo penique gastado.
Peter F. Drucker
El pensamiento es más que un derecho, es el aliento mismo del hombre.
Victor Hugo
La vacilación es el más vehemente indicio de la debilidad de carácter.
Voltaire