El mundo es una gran familia, y nosotros, todos nosotros, somos sus miembros.
Teitaro Suzuki
Que cada No que recibáis se convierta en un impulso para continuar.
Alexia Mars
Richard era abogado. Los hombres de su familia eran o abogados o corredores de bolsa. Nunca se referían a lo que hacían en el trabajo como si fuese un negocio. Jamás se referían a lo que hacían en el trabajo. Hablar de ello era algo vulgar; hablar de cómo te iba era imperdonablemente vulgar.
Alice Munro
Pienso en tu sexo, surco más prolífico y armonioso que el vientre de la Sombra.
César Vallejo
Has añadido insulto a la injuria.
Fedro
Con su propio rincón, junto a un ser querido que le escucha como usted me escucha ahora, ángel mío, con la boca y los ojos abiertos en una noche de invierno.
Fiódor Dostoyevski
Hay más simplicidad en el hombre que come caviar por impulso, que en el que como nueces por principio.
Gilbert Keith Chesterton
El destino no es imaginable, excepto en los sueños o en el caso de los enamorados.
John Irving
Siempre hay más de una entrada cuando hay tiempo y se conoce el camino.
Juan Gómez-Jurado
La psicología femenina es a ratos retorcida: nos han creado la convicción de que todas las cosas malas del mundo se mantienen al acecho, bregando a colársenos por entre las piernas.
Laura Restrepo
Entre otras cosas, a mi me pagan, vivo de esto, cobro cifras obscenas, muchos más obscenas que la mayoría de las cifras, pero tampoco voy en contra de un proyecto. Vine aquí por lo que este club significa, no voy a operar en sentido contrario.
Marcelo Bielsa
La valentía ha sido la característica del pueblo de Venezuela, que por generaciones, hemos luchado por los valores que queremos.
María Corina Machado
El hilo de la vida se aflojaría si no fuera mojado con algunas lágrimas.
Pitágoras
Ella es la fuerza viva, el soplo ardiente de cuanto sueña y goza, piensa y siente; de cuanto canta y ríe, vibra y ama.
Salvador Rueda
Muchos disgustos se evitarían si quienes alardean de satíricos tuvieran en cuenta que toda persona, por necia que sea, se toma a sí misma muy en serio, y que, si algunas soportan una contradicción franca y leal, ninguna perdona el ridículo.
Santiago Ramón y Cajal
Yo no tengo orgullos de campanario.
Vicente Huidobro