Para lo que vale, valió la pena toda la espera.
Taylor Swift
Dylan es un trovador del siglo XX, merecedor del Premio Nobel por sus virtudes imponentes y universales.
Allen Ginsberg
La más bonita sin duda eres tú
Amaia Montero
El primero consigue la ostra, el segundo la concha.
Andrew Carnegie
A veces hay que estropear un poquito el cuadro para poder terminarlo.
Eugène Delacroix
Ya no te falta para la gloria más que un toro que te mate en la plaza. Y Belmonte contestó, sumiso: Se hará lo que se pueda, don Ramón.
Fernando Savater
No es la voz que ordena la historia, es el oído.
Italo Calvino
La libertad es lo que haces con lo que te han hecho.
Jean-Paul Sartre
La vida es un accidente controlado.
Jorge González Moore
La ceguera es una forma de soledad.
Jorge Luis Borges
Lo importante es actuar, no analizar. En los miedos no es de gran utilidad intentar llegar al fondo, a sus causas, porque con frecuencia uno puede quedarse sepultado en esas profundidades.
José Antonio Marina
Y entonces, ella sonrió, pero su sonrisa, como siempre, escondía sus verdaderos sentimientos. Desde hacía años era su método de defensa universal: para los enfados, para las tristezas... ¡para todo!
Megan Maxwell
Nosotros los enterraremos a ustedes.
Nikita Jrushchov
Hay un camino en lo alto, visible en los cielos transparentes, llamando la Vía Láctea, que resplandece con brillo propio. Los dioses van por ella a la morada del gran Tonante y su residencia real... Allí los famosos y poderosos habitantes del cielo han sentado sus reales. Esta es la región que podría atraverme a llamar la palatina del Gran Cielo.
Ovidio
Formación científica, corrección ética, respeto a los otros, coherencia, capacidad de vivir y de aprender con lo diferente, no permitir que nuestro malestar personal o nuestra antipatía con relación al otro nos hagan acusarlo de lo que no hizo, son obligaciones a cuyo cumplimiento debemos dedicamos humilde pero perseverantemente.
Paulo Freire
El reloj de la nave espacial que circula a la velocidad de la luz irá más despacio, pero también el cerebro del que lo lleva.
Richard Feynman