Hay que hacer reír en serio.
Tato Bores
Sólo podemos enamorarnos cuando no sabemos de quién nos hemos enamorado.
Alain de Botton
Los que poseen el espíritu de discernimiento saben cuanta diferencia puede mediar entre dos palabras parecidas, según los lugares y las circunstancias que las acompañen.
Blaise Pascal
Había sido invencible Pompeyo mientras no había hecho nada saludable y justo, y ahora, cuando quería salvar la patria, y combatir por la libertad, lo abandona su próspera fortuna.
Catón
Los perezosos gozan de esta prerrogativa: son frecuentemente tomados por filósofos.
Émile Pontich
Me puse a consolarla, a buscar razones que explicaran la ausencia de él, a ofrecer argumentos y pruebas. Nadie era tan fácil de engañar como ella entonces, porque en momentos así todos escuchamos con alegría cualquier palabra de consuelo y nos contentamos con una sombra de justificación.
Fiódor Dostoyevski
La Poesía siempre fue considerada como algo divino, porque sublima y levanta el ánimo, sometiendo las apariencias de las cosas a los deseos del corazón.
Francis Bacon
El odio es la venganza del cobarde por haber sido intimidado.
George Bernard Shaw
Si miras atentamente, siempre encuentras un camino.
Gerard Butler
Estabamos al borde del precipicio, pero dimos un gran paso para evitarlo.
Gregorio Álvarez
Afortunado el hombre que se ríe de sí mismo, ya que nunca le faltará motivo de diversión.
Habib Burguiba
Ilustración significa el abandono del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro.
Immanuel Kant
Eres hermosa y robas los corazones: ¿Dónde pondré yo el mío, que no lo robes?
Melchor de Palau
El más alto grado de generalización de la integración sinérgica es la verdad y el amor.
Richard Buckminster Fuller
En este país siempre hemos confundido lucidez con terquedad. Creemos ser lúcidos, pero en realidad somos tercos.
Roberto Bolaño
El primero que comparó a la mujer con una flor, fue un poeta; el segundo, un imbécil.
Voltaire