De todas las cosas la más antigua es Dios, porque no fue creado.
Tales de Mileto
Como siempre, el principal resultado de la violencia es la necesidad de emplear mayor violencia.
Aldous Huxley
Mucho de una sola cosa es lo mismo que nada.
Anónimo
Siempre estaban sonriendo; pero aquella sonrisa era semejante a la imperceptible de algunos muertos cuando han dejado de vivir pensando en el cielo.
Benito Pérez Galdós
Dicen que nunca se conoce a nadie hasta el divorcio.
Christopher Plummer
No me gusta hablar sobre el fracaso. Ni siquiera me gusta pensar en el fracaso. Cuando las personas me dicen que hay un nuevo alimento que causa cáncer, les digo: Háganme un favor: ni siquiera mencionen esa palabra.. No deseo escuchar nada de eso.
Donald Trump
¿El azar? Es Dios tras el anónimo.
Edouard Pailleron
Las madres, cualquiera que sea su condición, tienen un carácter sagrado ante el cual a nadie es dado permanecer indiferente.
Eduardo Santos
Las mujeres estamos siempre como presentando un examen, quizá no sabemos todo el tema a la perfección, pero damos lo mejor de nosotras mismas.
Hillary Clinton
El amor es deseable. El dinero es absolutamente indispensable.
Jane Austen
La mayor felicidad de los pueblos dase cuando el príncipe admite a su confianza y escoge por ministros suyos a aquellos mismos que los súbditos le hubieran impuesto, si hubieran sido ellos los amos.
Jean de la Bruyere
Por el camino más largo es el viaje más corto.
José Mujica
Marido en el demonio;
Juan de Jáuregui
Nunca podrás huir de las dos presencias más importantes en la vida de cualquier ser humano: Dios y la muerte. Dios acompaña tus pasos, enfadado porque ve que no prestas atención al milagro de la vida. ¿Y la muerte? Acabas de pasar por delante de un cadáver, y ni siquiera te has dado cuenta.
Paulo Coelho
En la vida no hay clases para principiantes; en seguida exigen de uno lo más difícil.
Rainer Maria Rilke
Mientras el sistema de status permanece intacto, y mientras la clase ociosa puede emprender otros caminos de actividad no industrial que no sean los de matar el tiempo de un modo derrochador y carente de objeto, no cabe esperar ninguna desviación considerable del esquema general, establecido por la clase ociosa, de lo que es una vida merecedora de buena reputación.
Thorstein Veblen