Con la fuerza del pensamiento se puede mover el mundo. El pensamiento tiene gran poder. Puede transmitirse de un hombre a otro.
Swami Sivananda
... el decir no es sólo una de las cosas que hace el hombre sino, quizás, la única cosa que el hombre hace.
Camilo José Cela
La felicidad es estar haciendo algo grande con la vida, algo que la llene y que vaya más allá de los propios intereses.
Enrique Rojas
La costumbre es falaz y nuestros pasos mecánicos no nos conducen siempre a la misma realidad.
Ernesto Sabato
En el reino de la confusión sufre la verdad.
Fernando de la Rúa
En este mundo, cuando alguien tiene algo que decir, la dificultad no está en conseguir que lo diga, sino que lo repita a menudo.
George Bernard Shaw
La mediocridad es el peor enemigo de la prosperidad.
Henry Ford
La intransigencia no es intransigencia a secas: es 'la santa intransigencia'.
Josemaría Escrivá de Balaguer
El lirio se deshoja, en sigilo su lamento cae. Inmolación eterna la soledad de cada uno.
Marlene Pasini
Quien tiene envidia de otro, a sí propio se daña.
Pachacútec
Habían cerrado las puertas enseguida pero el tren no se puso en marcha hasta por la tarde. Nos habíamos enterado con alivio de nuestro destino. Auschwitz: un nombre carente de cualquier significado entonces para nosotros pero que tenía que corresponder a un lugar de este mundo.
Primo Levi
Nunca nos sentimos solos, siempre acompañados de esa patria grande latinoamericana.
Rafael Correa
Bueno si usan bencina es porque tienen auto y si tienen auto es porque tienen plata.
Ricardo Lagos
Sólo hay una blasfemia, que es la injusticia.
Robert G. Ingersoll
Para vivir santamente bastaba con la sabiduría de los sacerdotes y la ignorancia popular, que proporciona una beatífica tranquilidad. ¿Para qué más? Así había permanecido el país durante los siglos más gloriosos de su historia.
Vicente Blasco Ibáñez
Por eso no debemos temernos, tener miedo nos vuelve enemigos. Nos ha de empujar la necesidad de realizar nuestros sueños, que constituye el porqué de la vida. No deberíamos estar gobernados por el miedo a cumplir nuestras pesadillas.
Yehudi Menuhin