El esfuerzo para comprender el universo es una de las pocas cosas que eleva la vida humana por encima del nivel de la farsa y le imprime algo de la elevación de la tragedia.
Steven Weinberg
Se aferran a su parecer, no por verdadero, sino por suyo.
Agustín de Hipona
La existencia sería intolerable si no hubiera ensueños.
Anatole France
Cuando miras una lista de tus amigos, y observas sus mensajes de estado, tienes una idea de lo que todos están haciendo y lo que les pasa.
Biz Stone
Si no fuera por el amor, la vida sería un navío que no valdría la pena botarlo.
Edwin Arlington Robinson
¡La tragedia es vulgar por lo sencilla!
Francisco Villaespesa
Para dos no hay pendiente demasiado empinada.
Henrik Ibsen
Al leer los boletines de calificaciones a nuestros hijos, nos sentimos aliviados porque - gracias a Dios - no se hace lo mismo con nosotros.
J. B. Priestley
Después del perdón son infames los delitos.
Lope de Vega
Decir que la vida es problemática significa que tu vida no se ajusta a forma de la vida. En consecuencia, debes cambiar tu vida, y si se ajusta a la forma, desaparece lo problemático.
Ludwig Wittgenstein
Una de dos supone la osadía la ausencia del pudor o la del miedo; sin aquél, cielo y tierra desafía rufián cuya virtud no vale un bledo; mas fuerza es que en audacia a todos venza el que no tiene miedo ni vergüenza.
Manuel Bretón de los Herreros
El amor es una enfermedad inevitable, dolorosa y fortuita.
Marcel Proust
Queremos recordarle que la democracia que le permitió llegar al poder la construimos nosotros.
Mauricio Funes
No hay ni sombra de solidaridad en la sociedad tal y como la sueñan los cristianos en la que nada es por la gracia de los hombres, sino todo por la gracia de dios.
Mijaíl Bakunin
A las negociaciones sinceras y diligentes nunca se ha resistido un honorable éxito.
Pío XII
El hombre piensa, debe utilizar todos sus sentidos; debe examinar; debe razonar. El hombre que no puede pensar es menos que un hombre; el hombre que no quiere pensar es un traidor a sí mismo; el hombre que teme pensar es un esclavo de la superstición.
Robert G. Ingersoll