La memoria es una cosa extremadamente subjetiva.
Stephen King
La conciencia del ridículo suele ser más molesta que la conciencia del pecado.
Amado Nervo
Me encantaría que nuestro país tuviera un arsenal inmenso de caricias bajo el mar; para que al caer la noche yo encienda dos velas para invadirte por sorpresa en la intimidad.
Amaia Montero
No hay nadie que se le pueda acercar, nadie puede bailar como el, escribir las letras, provocar la emoción que el provoca...
Elizabeth Taylor
Si eres joven y rebelde, coca-cola te comprende.
Evaristo Páramos
No se me ocurre dónde diablos aprendió estas técnicas, pero poseía el secreto de alcanzar el corazón de las masas.
Haruki Murakami
De alguna manera me siento como si hubiera esquivado la bala del matrimonio.
Heather Graham
Un hombre hace lo que puede, una mujer hace lo que el hombre no puede.
Isabel Allende
Si conocieras el tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de derrocharlo como una cosa. El tiempo es una persona. (De Alicia en el país de las maravillas.)
Lewis Carroll
Una sirena llora la salida de un barco sobre el agua que borra.
Marguerite Yourcenar
El metro de la Ciudad de México es mío, me lo regalo mi marido Alex Berger.
María Félix
Sea cada cual a los ojos de los demás un trabajador. Quien ejecuta una tarea útil no es inferior a nadie.
Max Stirner
La propiedad fue la chispa que prendió fuego a la revolución. El gobierno tenía necesidad de dinero. Tenía que mostrar que era absoluto, y por consiguiente, dueño de toda propiedad; tenía que apropiarse de su dinero, que estaba a disposición pero no era propiedad de sus súbditos.
Ése es uno de los caprichos de la oportunidad. Tiene el curioso hábito de aparecer por la puerta de atrás, y a menudo viene disimulada con la forma del infortunio, o de la frustración temporal. Tal vez por eso hay tanta gente que no consigue reconocerla.
Napoleon Hill
Momentos amargos para un periodista: tener una información de importancia mundial y no poder transmitirla.
Ryszard Kapuściński
Las empresas extraordinarias son imposibles para los que miden las dificultades según la apreciación general, imaginando que lo que otras veces sucedió, no pueda suceder de nuevo.
William Shakespeare