En el desierto encontré a una criatura, desnuda, bestial, que, agachada en el suelo, sostenía entre las manos el corazón, y lo mordía. Le pregunté: ¿Está bueno, amigo? Está muy amargo, me respondió; Pero me gusta Porque está amargo, Y porque es mi corazón.
La vida es la primera de las maravillas, las otras siete, y la percepción de todas, su consecuencia.