Obrad, pues, generosamente y con audacia: quitadle a cada ciudadano lo que no necesite.
Stefan Zweig
Dios ayuda a la voluntad sincera, si es que no la abandona el valor y el ánimo.
Adolfo Kolping
Para todos aquellos que caminan el camino de la cooperación humana, la guerra les debe parecer odiosa e inhumana.
Alfred Adler
Si me dan a elegir, Alain sería mi compañero de equipo, es la única forma de demostrar que soy mejor que él.
Ayrton Senna
La fatalidad posee una cierta elasticidad que se suele llamar libertad humana.
Charles Baudelaire
La mayor parte de los elementos que determinan el logro de una mejor o peor posición social no tienen que ver tanto con el CI como con factores tales como la clase social o la suerte.
Daniel Goleman
Existe una tristeza vista, pública, de lágrimas y luto, y otra inmensa y silenciosa que es un millón de veces más poderosa.
Dolores Redondo
La fortaleza de los hombres juiciosos no es más que el arte de encerrar el propio desasosiego dentro del corazón.
François de La Rochefoucauld
No habrá paz entre los pueblos de este mundo si no hay paz entre las religiones del mundo.
Hans Küng
Lo que más desgasta de una enfermedad es el agotamiento sin tregua que esta va produciendo.
Jorge González Moore
Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo. Porque para venir del todo al todo has de negarte del todo en todo. Y cuando lo vengas del todo a tener, has de tenerlo sin nada querer. Porque, si quieres tener algo en todo, no tienes puro en Dios tu tesoro.
Juan de la Cruz
No busques fuera de ti, el cielo está adentro.
Mary Lou Cook
(RISAS) no se a quien se le ocurrio eso de que soy la proxima Lindsay Lohan! Es simplemente estupido!, No soy la proxima nadie! Solo soy la siguiente Miley Cyrus!
Miley Cyrus
El juego es tan exacto en el fútbol como en el ajedrez.
Ricardo Olivós
Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente.
Santiago Ramón y Cajal
La noche cayó antes de que el cortejo llegase a la cima del más alto roquedal. Entonces, un viento impetuoso hizo jirones las cortinas de los palanquines y las literas, y dejó a las pobres damas entregadas a todos los furores de la tempestad. La oscuridad del cielo acentuó el terror de aquella noche desastrosa.
William Beckford