Sólo a aquellos que el destino ha golpeado, se les puede ayudar verdaderamente con el amor. Sólo ellos saben amar y ser amados como se debe amar: con gratitud y humildad.
Stefan Zweig
La devastación es increíble. Constituye una de las grandes tragedias de la historia.
Al Gore
Es muy importante decir lo que se piensa, aún estando equivocado.
Alejandro Sanz
La calumnia hace dudosa la más firme reputación, la crueldad adopta la máscara de la virtud, la venganza usurpa la balanza de la Justicia, y la celebridad situada en lugar equívoco acarrea, a menudo, consecuencias funestas.
Arturo Pérez-Reverte
No valgo una mierda actuando.
Ava Gardner
Es desde Italia que lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia arrolladora e incendiaria con el cual fundamos hoy el futurismo porque queremos liberar a este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios.
Filippo Tommaso Marinetti
La rectitud de conducta y la reputación general de honradez recaban para sí mayor confianza y aprecio, y a la larga, por consiguiente, más ventajas, incluso materiales, que cualquier camino sinuoso.
François Fénelon
La ausencia de imperfecciones en la belleza es ya en si una imperfección.
Henry Havelock Ellis
La mente tiene su propia función, y en ella puede hacerse del infierno un cielo, o del cielo un infierno.
John Milton
Cada quien es como es, y ya bastante desgracia tiene.
José Luis Coll
¿Por qué la gente habría de crear dificultades cuando ya había tantas en el mundo?
Ken Follett
La pobreza camina mucho más ligera que la riqueza.
Ramon Llull
Los éxitos se pagan con fracasos.
Santiago Pajares
Desterremos de nuestro espíritu toda sospecha, toda maliciosaconjetura, fuente de injustificadas cóleras. De lo contrario, no faltarán pretextos para nuestras cavilaciones; veamos las cosas con simplicidad y juzguémoslas benignamente.
Séneca
Aun así, había límites. Los librepensadores eran gente encantadora, pero no deberían ir por ahí pensando lo que les diera la gana.
Terry Pratchett
La asimilación arbitraria de los hechos va de la mano de la asimilación igualmente arbitraria del lector, que se ve convertido de repente en colaborador de su periódico.
Walter Benjamin