Cuando saltes de alegría, cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies.
Stanisław Lem
Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas. No te preocupes de la finalidad de tu amor.
Amado Nervo
Hoy te ríes de quien quiere disfrazar tu espíritu, tu estampa en una rubia tonta que no sabe que es pensar.
Amaia Montero
La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.
Ángel Ganivet
Cuando estudias cualquier materia o consideras cualquier filosofía, pregúntese solamente: cuáles son los hechos y cuál es la verdad que los hechos corroboran.
Bertrand Russell
Siempre he creído que el artista trabaja en un ambiente de angustia y desvelo, pero no pierde su sonrisa y simpatía, porque al fin y al cabo es el dueño de un tiempo que no se mide con el reloj.
Carmen Naranjo
Quien puede forzarnos al bien, también podría forzarnos al mal. Un primer déspota justo, enérgico y esclarecido, es una desgracia; un segundo déspota justo, enérgico y esclarecido es una desgracia mayor; un tercero que se pareciera a los dos primeros, al hacer olvidar a los pueblos sus privilegios consumaría su esclavitud.
Denis Diderot
No son los motivos perversos los que llevan a una conducta perversa, sino todo lo contrario: la conducta perversa, con el tiempo, genera motivaciones perversas.
Guy Kawasaki
Le he amado demasiado para no odiarle.
Jean Racine
Sin saberlo, el hombre compone su vida de acuerdo con las leyes de la belleza aun en los momentos de más profunda desesperación.
Milan Kundera
El egoísta tiene su corazón en la cabeza.
Ovidio
No juzgar a los hombres por sus actos. Condenarlos.
Roberto Fontanarrosa
Tuve un primer cuarto horrible, pero supe reponerme. Esto es como las citas. Lo importante no es como empiezan, sino como acaban. Que os quede claro a todos los que no habéis tenido ninguna en vuestra vida.
Shaquille O'Neal
Sí, fallo tiros libres pero es que no puedo hacerlo todo bien.
¡Un tiroteo es un tiroteo! Como en el oeste.
Tom Hardy
Quien pronuncie el veredicto no será un juez divino, puro y misericordioso, ni un sabio tribunal supremo que mire por el bien del Estado y la sociedad, ni un hombre santo y justo, sino un ser miserable destruido por el poder del Estado totalitario. Quien pronuncie el veredicto será un hombre que a su vez ha caído, se ha inclinado, ha tenido miedo y se ha sometido.
Vasili Grossman