Ahora disfrutaba el presente, no deseaba encontrarse en otro sitio. Vivía el presente por completo y transmitía ese gozo a las personas que estaban a su alrededor. El hombre sonrió, igual que el anciano solía sonreír. Ahora sabía. Ahora podía elegir entre ser feliz ese instante o soñar con la felicidad y esperar a que ésta llegara...