¿Qué placer puede haber en un amor que no encierre en sí el abandono absoluto de una de las dos partes?
Søren Kierkegaard
Lo malo es que las máximas se escriben para los demás y raramente para sí mismo.
Abel Dufresne
Todo hombre se debe mucho guardar de su palabra, de manera que sea acertada y pensada antes que la diga; ya después que sale de la boca, no puede hacer nada que no sea dicha.
Alfonso X el Sabio
El más dulce e inofensivo camino de la vida conduce a través de las avenidas de la ciencia y del saber.
David Hume
El descubrimiento de la inferioridad sirve para decidir sobre uno mismo.
Erri De Luca
Todo pensador profundo tiene más miedo a ser entendido que a ser malentendido.
Friedrich Nietzsche
Por muchos años, aquí en Japón, el Karate permaneció enclaustrado detrás de las gruesas paredes de los templos, en particular aquellos de Budismo Zen; aparentemente no fue practicado por otra gente hasta que los samurái comenzaron a entrenarse en los templos y comenzaron a aprender el arte.
Gichin Funakoshi
Son las personas de más coraje las que disfrutan de más victórias. Desafortunadamente son también, los que sufren más derrotas.
Gleb Gusev
No he merecido un honor tan grande, ni tanta injuria.
Jean Racine
Las amistades verdaderas son las que retomas exactamente donde las has dejado, ya hayan pasado una semana o dos años.
Jojo Moyes
Se te va a secar el cerebro a través de la polla de tantas pajas pensando en ella, déjalo ya.
Kase.O
¿Para qué serviría arrepentirse de una acción, de la naturaleza que ésta fuere, si nos ha producido una satisfacción y que no tiene ninguna consecuencia desagradable?
Marqués de Sade
Las dudas son más crueles que la peor de las verdades.
Molière
Lo que aprendí de pequeñito y nunca se me olvidará: Se puede morir por una idea, pero no matar por ella.
Pablo Castellano Cardalliaguet
Pintar es otra manera de llevar un diario.
Pablo Picasso
¡Oh tú, plausible error de los errores, mina sagaz de dóricos espacios, dorado panteón de los palacios, dolor apetecido, falaz amor, agravio consentido, perniciosa alabanza, culpa ajena de propia confianza! Áspid disimulado, y, en fin, ¡oh tú, delito tolerado, oh tú, lisonja!..
Pedro Calderón de la Barca